El convento de Capuchinos de Sevilla fue fundado en 1627 en una capilla extramuros dedicada a las santas Justa y Rufina donde, según la tradición, habían sufrido martirio. En 1665 los franciscanos contrataron a Murillo para la ejecución de las pinturas de la iglesia. En los últimos meses de aquel año y gran parte de 1666, pinta y coloca el retablo mayor. Éste estaba presidido por el jubileo de la Porciúncula, rodeado por seis pinturas de asuntos devocionales, además del Arcángel san Miguel y el de la Guarda. La Virgen de Belén, llamada popularmente La Virgen de la Servilleta, realizada para el refectorio, y la Santa Faz se incorporaron al retablo en el siglo XVIII. En las capillas laterales del presbiterio se ubicaban la Anunciación y la Piedad.
EL JUBILEO DE LA PORCIÚNCULA
SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA
SAN ANTONIO DE PADUA Y EL NIÑO