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domingo, 18 de febrero de 2018

PALACIOS ALTAMIRA Y DE MIGUEL DE MAÑARA

Hoy hemos visitado el Palacio de Altamira y el de Mañara.
El Palacio de Altamira se encuentra situado en el barrio de San Bartolomé, próximo a una de las más tradicionales puertas de entrada a la ciudad, la puerta de La Carne, que tras la reconquista quedó dentro de la aljama judía, una zona de gran actividad económica.
Después del año 1391, al despoblarse la judería, pasaron estos terrenos a manos del Justicia Mayor de Castilla, don Diego López de Zuiñiga, el cual mandó levantar este gran edificio.
A partir del siglo XVI el palacio quedó ligado al Condado de Altamira, de donde le viene su nombre.
El edificio se estructura alrededor de un patio y muestra algunas semejanzas con el palacio mudéjar del Alcázar sevillano. De la parte primitiva parecen quedar restos en algunas salas, así como en dos pequeños patios laterales. Existen en estas zonas ejemplares de artesonados de madera y bóvedas sobre trompas que muestran pintados los escudos de las familias Altamira y Guzmán, así como decoraciones de yeserías de finales del siglo XIV.
En la fachada destaca la portada principal abierta en arco de medio punto, con jambas y dintel moldurados que recoge el balcón principal, así como un elegante mirador abierto en sus cuatro lados que se encuentra en uno de sus extremos.
El Palacio de Mañara es una casa palaciega de estilo renacentista. En el palacio nació don Miguel de Mañara impulsor y benefactor de la Hermandad y Hospital de la Caridad. Se encuentra situada en el centro de lo que fue la

antigua judería de Sevilla.
La portada del Palacio es del año 1540. La decoración pictórica presenta elementos de muy diversa índole: las pilastras se decoran con imitación de sillares, mientras que en el resto del muro la decoración es de ladrillos.



































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